viernes, 15 de abril de 2011

7: Natalie, la amiga olvidada.

-Hola Natalie- dije cuando pasé a su lado y volteo. Me miró con una cara de desprecio; hacia tanto que no nos habíamos visto que ya había olvidado cuan fría podía llegar a ser su mirada. Sentí que estaba siendo examinada, criticada y examinada otra vez en tan solo un par de segundos.
-Hola, ¿y ese milagro que te dignas de hablarme?- dijo con una voz tan dura que pareció cortarme el corazón; habíamos sido amigas, por no decir las mejores amigas, seguido ella iba a mi casa o yo a la suya, hasta fuimos a ver High School musical 3 cuando se estrenó con mi mamá y mi hermano. Ahora, parecía que había pasado una eternidad desde que compartíamos tan bonitos momentos.
-¿Que te pasa?- dije en un tono jovial intentando calmarme a mi misma - Cada que te hablo por messenger ni si quiera un hola me dices.
-Eso es por que ni si quiera me llamaste una sola vez en todas las vacaciones, y nunca me preguntaste como había estado mi familia ni nada... - dijo en un tono fuerte pero la conocía lo bastante bien como para saber que detrás de ese máscara de dureza que tenía su cara, había una niña pequeña que quería llorar.
-Lo siento mucho Natalie, de verdad. No sabes lo difícil que ha sido sobrellevar el salto de la primaria a la secundaria sin tu alegría de siempre.
-¡Pero aún así no quisiste saber de mi!- dijo ya con un grito. -¡Si quise, lo juro!- dije con las lágrimas a punto de salir; había tocado la fibra más sensible, el decir que ella no me importaba
- Llamé muchas veces, pero decía que el teléfono no existía.
-Lo siento, me tengo que ir Isabella - Dijo mientras comenzaba a caminar; no iba a dejar las cosas así por lo que la tomé de la muñeca y le dije.
-¿Me disculpas? te prometo ir a visitarte pronto... - dije sinceramente
- Esta bien Is - dijo por fin feliz y me dio un abrazo
- ¿Cómo amigas de nuevo?
-Amigas- dijo y se fue.
No podía ser cierto, aquella persona que yo pensé que había cambiado, seguía siendo la misma niña con la que solía hacer pequeños pasteles en el hornito mágico.
Seguí caminando y pronto llegué a mi casa. Ya había resuelto que leería el mensaje; pero ahora, a unos cuantos pasos de mi celular me dio miedo.
Respiré profundo, caminé a mi cuarto y tomé el celular...

1 comentario: