domingo, 17 de abril de 2011

10: Día del castigo

A la mañana siguiente, desperté de mal humor. No vería a Adam aquella tarde, y muy probablemente me metería en problemas de nuevo, pero era para ayudar a mi mejor amiga. Fui a la cocina, me serví cereal y desayuné a toda prisa antes de que despertará mi mamá; no tenía ganas si quiera de verla.
Le dejé una nota a mi familia para que no se preocupara:
*Desperté antes, ya me fui. Adiós*

Salí en dirección a la escuela, ahora no llevaba prisa así que caminaba lentamente con mi imaginación volando. Pensaba en lo que podría ser mi futuro; me imaginaba a mi misma con dos lindos niños corriendo en un parque, con un hombre a mi lado. Por extraño que paresca nunca le había visto la cara a aquel hombre, ni si quiera aún cuando había sido novia de Ricardo; aún era un misterio quie se convertiría en es apuesto hombre, más el tiempo lo dirá. Seguí pensando en eso y pronto me encontré en la escuela.

No habí mucha gente aún, así que fui a mi lugar favorito, la biblioteca. En este lugar mágico podía yo perderme durante horas, facinada con la imaginación de todos esos fantásticos escritores, y yo desceaba ser uno de ellos algún día. Desde los libros más antiguos como la Ilíada y la Odisea, pasando por Don Quijote de la Mancha, hasta llegar a los contemporáneos como crepúsculo. Todos ellos me parecian fasinantes, ya que cada autor se expresa de manera distinta,tomando en cuenta sus creencias, sus experiencias, el público al que va dirigido y por sobretodo su imaginación. Entre aquel mar de libros me encontré uno que me pareció interesante, éste se llamaba "Estudio en Escarlata" de Arthur Conan Doyle. Comencé a hojearlo y elolor me transportó a otra época, en la antigua londres.Pasé alrededor de 15 minutos leyendo un poco y decidí pedirlo prestado.

Después de salir de la biblioteca fui a mi salón a esperar que llegara alguien. Me senté en mi silla y esperé... No supe cuanto tiempo estuve ahí sentada, pero pronto llegaron varios amigos, y con ellos Luna, Emma, Victoria y Erika. Las ultimas tres son las niñas de mami, siempre buscan una manera de presumir, aún con lo más insignifcante del mundo. A pesar de eso, eran amigas de Luna, y de vez en cuando las tenía que soportar.
Sin hacerles demasiado caso saludé a Luna y le enseñé el libro que había pedido prestado en la bibloteca. Sin que nadie las llamara comenzaron a decir:
- ¡Que aburrido leer!- dijo Victoria, la "líder"
- No es cierto - dijimos convencidas Luna y yo.
- Hay, pues digan lo que quieran, es aburrido.- dijo Erika como siempre dandole la razón a Victoria.
- Si lo que digan...- dije mandandolas por un tubo y llendo a saludar a Rachel que ya había llegado.
-¿Hoy no me vas a bendecir rachel?- dije con una sonrisa; después de lo de ayer era mejor preguntar.
- Emmm...- dijo dandole un aire "misterioso" según ella. - No lo se, tal vez si,tal vez no. - Y terminó con una sonrisa
- Esta bien, me cuidaré de tí- dije y reí. Era más divertido estar con ella y Diana que con las chiquiadas...

Poco después llegó la maestra e hizo que nos callaramos, una tarea bastante difícil. Seguimos con elproyecto que habíamos dejado comenzado. En mi equipo estaban Diana, Rachel, Camila y Margarett. Erámos un perfecto desastre;por un lado Rachel y Camila gritándose una a la otra, yo tratando de convencer a todas de que comenzaramos, Margaret y Diana riendose; en fin, como ya dije, un perfecto desastre. Después de insistir mucho rato por fin comenzamos a trabajar; debo aclarar que, cuando nos ponemos a trabajar, tenemos unas brillantes ideas y qeu siempre el proyecto sale bien.

Las clases pasaron de prisa y por fin salimos al recreo. Fui a con Katherine que tenía un rostro normal, pero yo sabía que por dentro estaba aunque sea un poco triste.
- ¿Cómo estás? - le dije en tono jovial, no iba a hacerla sentir peor
-Pues...¿tu sabes no..?- dijo con un tono nada cmún en ella
- No te pongas triste, no vale la pena- dije tratando de reanimarla
- Es que el SI vale la pena...
- Si, tal vez si, pero no es para ponerse triste ¿Sale?
-Esta bien, volveré a ser la chica más feliz del mundo; como siempre- Me cerró un ojo y comenzamos a platicar de otras cosas.
Entonces no tendría caso arriesgarme a ir a su casa saliendo de la escuela, no estaba totalemente arreglado, pero ahora me daba cuenta de que no se sentía tan mal; simplemente desepcionada. Se terminó el recreo y tuvimos que regresar a nuestros salones.
Tres horas más y no tendría nada que hacer; y lo peor era qu eni si quiera podría ir a la clase de Taekwondo por el castigo que me habían puesto. En serio odio los castigos, ¿no pueden simplemente regañarte y listo? ¿por que te tienen que prohibir hacer ciertas cosas? No lo se, solo sabía que no vería a Adam.

Se terminaron las clases sin que Rachel bautizara a nadie, pero jurando vengarse para el día siguiente. Salí de la escuela acompañada de Luna y de Victoria, una compañia no muy agradable, aunque agradecí mucho a Dios en no haberle soltado alguna palabra fea, pues todo lo que venía criticando durante el camino, eran cosas que a mi me gustaban; que si los hombres se vestían con camisa de vestir y pantalón de mezclilla no le gustaba, cosa que a mi si, y cosas por el estilo. Solo seguía caminando y calmando mis humos.
Llegué sin soltar una sola majadería a mi casa, y como yo presentía no estaba mi mamá; me quité el uniforme y decidí salir de nuevo al columpio, pero ahora sin prepararme ningún postre.
Fui a pasearme en el columpio cuando de pronto apareció junto a mi un pequeño montruo, bueno no, mi hermana. Hizo que me quitara del columpio para que la paseara a ella. Comencé a darle cada vez más fuerte hasta que me suplicó que parara. Entre muchas risas lo detuve y fuimos dentro a la casa.
Estuvimos viendo la tele y comiendo palomitas, esperando a que llegaran mis padres e hicieran de comer. No mucho después llegaron y comimos. Mi hermana se preparó para ir a la clase de Taekwondo, esta vez la llevó mi padre, pues yo no iría y no a dejaría ir sola.
- ¿Y cómo regresará?, ustedes regresarán a trabajar ¿o no?- dije
-Le diré a tu maestro que mande a alguien para que la acompañe.
- ¿Y confias en todos? - dije pues yo quería ir simplemente para ver a Adam.
- No, pero tu maestro sabrá en quien confiar. Y yo confio en él.- ¡Rayos! el chiste era no dejarme salir.

Esa hora se me hizo eterna, no duré ni si quiera 10 minutos viendo tele y ya me había aburrido. Después de un largo rato sonó el timbre y era precisamente Adam con mi hermana...

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